CASTILLO DE MONTEAGUDO
La espectacular fortificación está enclavada en un puntal rocoso que se eleva 149 metros sobre el nivel del mar, dominando la vega circundante regada por el río Segura. Su estratégica situación convierte a esta fortaleza en un hito fundamental en el amplio espacio que controla.
A sus pies discurría una importante vía de comunicación que data al menos de época romana, haciendo el emplazamiento estratégico de este enclave un lugar excepcional para el hábitat humano desde mediados del II milenio a.C. hasta nuestros días.
Las excavaciones realizadas en el cerro remontan los orígenes de su ocupación a la cultura argárica (Edad de Bronce), existiendo restos de un poblamiento íbero (S. IV-I a.C) y de la ocupación Romana (S. I a.C – S VIII d.C).
Alcanzó su máximo esplendor en los siglos VIII-XIII con la cultura andalusí, y será en esta época cuando el asentamiento adquiera su máximo desarrollo con la construcción de la fortaleza.
La primera mención en las fuentes árabes de la existencia de la misma data de finales del siglo XI, estimándose como ya expuso Torres Balbás, que fue bajo el gobierno de Ibn Mardanish cuando se efectuó allí una importante obra de reconstrucción que le dio la fisonomía con que ha llegado a nuestros días.
El Castillo de Monteagudo fue ocupado por una guarnición castellana tras la firma del Tratado de Alcaraz (1243) según prueban varios documentos allí firmados por Alfonso X, convirtiéndose en la principal fortificación de Castilla frente a la Corona de Aragón. En tiempo de los Reyes Católicos, tras la conquista del reino nazarí de Granada y la unión de las coronas castellana y aragonesa fue cuando comenzó su decadencia.
El Castillo de Monteagudo se encuentra catalogado como un Bien de Interés Cultural por la Disposición Adicional Segunda de la Ley 16/1985, del 25 de junio del Patrimonio Histórico Español, siendo anteriormente declarado como monumento histórico-artístico desde 1931.
ARQUITECTURA
Fabricada con tapias de argamasa, la fortificación se compone de dos recintos amurallados claramente diferenciados.
Un Recinto superior situado en la base más alta del cerro, con una planta regular de forma aproximadamente rectangular de unos 1.025 m². En él se distingue la obra de mayor regularidad del conjunto, un frente de cinco torreones en el que destaca la disposición de las esquinas en ángulo entrante, (conformadas por la ubicación de dos torreones en los extremos de cada paño).
Este recinto acoge una batería de crujías abovedadas perpendiculares a la línea de muralla, a modo de almacenes o aljibes.
Recinto inferior: En el sector nororiental del cerro, está compuesto por un cinto amurallado cuyas torres también se situaron muy próximas entre sí. Para acceder a este espacio había que sortear una serie de puertas en recodo y pasillos dominados por diferentes torreones que guardaban perfectamente la fortaleza.
El conjunto del edificio fue construido utilizando tapial de argamasa de excelente calidad, con encofrados modulares de unos 80 cms de altura. No obstante, en algunos tramos determinados se utilizó el ladrillo, tanto en muros como en zócalos.
Plano Castillo de Monteagudo 1811
Bibliografía:
La Arquitectura de Ibn Mardanish
Julio Navarro Palazón
Pedro Jiménez Castillo
Murcia. De la antigüedad al islam
Tesis doctoral Pedro Jiménez Castillo