MOLINOS
Un molino es un ingenio o máquina que sirve para moler, utilizando la fuerza del viento, del agua o animal.
El mecanismo de molienda tradicional se compone de una piedra circular fija, llamada solera, sobre la que se mueve otra de forma semejante, corredera. Para mover la piedra se utiliza la energía eólica (molino de viento), la energía hidráulica (molino hidráulico), o de animales (molino de sangre).
FUNCIONAMIENTO Y PARTES DE UN MOLINO HIDRÁULICO
El molino hidráulico utiliza una corriente de agua como fuente de energía. Una puerta corredera da entrada al agua hacia pequeños canales que estrechan la corriente de agua, entrando velozmente sobre las paletas de la rueda, haciendo girar el engranaje. Esta rueda mueve un eje en cuyo extremo hay una piedra que atrapa el grano con la piedra superior. Una vez cumplida su misión, el agua es devuelta al río.
Las partes fundamentales de un molino son la rueda, el eje, las muelas y el banco o puente.
Si el molino tenía la rueda vertical se llamaba aceña si la rueda estaba en posición horizontal era de rodezno, llamado de rodete en Murcia.
El Eje transmitía el giro de la rueda a la muela corredera.
Las muelas son grandes piedras circulares. De las dos muelas, la inferior es fija y se llama solera. La superior es móvil y se llama corredera. En función de su dureza, estas piedras se aplicaban a la molienda de trigo, cebada, maíz o pimentón. El Banco o Puente, es un mecanismo que sirve para aumentar o disminuir la distancia entre las muelas, según se quisiera que la harina fuese más o menos gruesa. Este mecanismo ayudaba a la molienda imprimiendo un movimiento ascendente-descendente, con lo que se conseguía que las muelas actuaran no solo por fricción, sino por presión, dejando caer el peso de la muela corredera alternativamente sobre el grano.
ORÍGENES DE LOS MOLINOS HIDRÁULICOS
El molino hidráulico es conocido documentalmente desde tiempos inmediatos a la Era cristiana, fue Strabón el primer autor que lo describió con todas sus características en el siglo I a.C.
Apareció simultáneamente en territorios tan distanciados como China, Dinamarca y Anatolia, sin que se le pueda atribuir un único centro de creación y desarrollo. Sin embargo su uso fue tan restringido en la antigüedad que se puede considerar su instalación y explotación como una de las características socio-culturales más importantes de la Edad Media.
MOLINOS HIDRÁULICOS EN MURCIA
En época medieval, todas las comunidades, rurales o urbanas llegaron a disponer de una red de molinos hidráulicos destinados a diversas funciones, la molienda del cereal y el batanado de paños fueron fundamentales. En ese contexto la ciudad de Murcia llegó a contar con importante número de instalaciones molinares denominadas casales, cada uno de los cuales disponía de un número variable de ruedas o muelas en funcionamiento.
La ciudad de Murcia estaba rodeada por un cinturón de agua formado por un meandro del río Segura al sur y este, desaparecido desde el siglo XVIII, la acequia Mayor Aljufía al norte y por el oeste un cauce que conectaba esta acequia con el río conocido como Val de San Antolín. En el río y en acequia mayor llegó a haber siete casales de molinos entre los siglos XIII-XV, habiendo indicios en el siglo XV de la instalación de un octavo a la derecha del Segura, que posteriormente sería conocido como Molino de los Álamos.
De estos ocho casales, dos eran de indudable origen musulmán, los del Alcázar sobre el Segura y el Molino Trapero o batán de la Aljufía, que había pertenecido a Ibn Hamete. El primero de ellos es conocido iconográficamente a través del sello concejil que Alfonso X otorgó a la ciudad en 1266, en el que se ve en primer plano la rueda vertical instalada junto al río hasta 1309. También de origen musulmán debieron ser los primeros molinos del Puente Mayor, los “Molinos de aquende”, que fueron el origen de los posteriores de Molinos de Las Coronas instalados sobre plataformas flotantes. Hasta después de la conquista cristiana no estuvieron instalados en un casal propio, sino sobre plataformas flotantes que permitían hacer uso de ellos o retirarlos cuando no eran necesarios y protegerlos de las numerosas crecidas del río.
No menos de 20 casales hubo instalados en la huerta de Murcia en la misma época, en el tramo de las acequias mayores Aljufía y Alquibla entre el Azud Mayor del río Segura y la ciudad de Murcia. Algunos molinos alcanzaron un gran desarrollo tecnológico, como fue el caso del Molino de la Ñora, que en la segunda mitad del siglo XV actuaba, además de como molino harinero, como sierra hidráulica para cortar madera, constituyendo un complejo artesanal de notable interés para la época.
En la “Memoria sobre la población y los riegos de la huerta de Murcia”, escrito en 1835 por Rafael de Mancha se describen un total de treinta y seis molinos. En la huerta de Murcia había molinos de grano, pimentón,bataneros y de pólvora.
El proceso de industrialización experimentado a lo largo del siglo XIX ocasionó la decadencia de la actividad tradicional de los molinos hidráulicos frente a las modernas fuentes de energía y la maquinaria que permitían obtener harinas de mejor calidad a precios más bajos que la obtenida en los tradicionales molinos.
A lo largo del siglo XX algunos fueron reconvertidos para generar energía eléctrica, siendo más tarde abandonados.
Breve historia de un casal: Los Molinos Nuevos
Las instalaciones molineras más importantes con las que contó la ciudad de Murcia fueron los denominados Molinos Nuevos, hoy conocidos como Los Molinos del Río Segura, situados sobre la margen derecha del río Segura, junto al Puente Mayor, hoy conocido como Puente Viejo. La primera noticia que se tiene de ellos data de 1364, siendo entonces un batán que posteriormente se reconvertiría en molino de cereal. Estos molinos fueron denominados durante mucho tiempo como los de Allende, en contraposición de los de Aquende, situados al otro lado de la ciudad, en la margen izquierda.
A mediados del siglo XV llegaron a tener seis ruedas horizontales o de rodezno, tres de ellas aguas arriba del puente, que serían el origen del Molino de los Álamos y otras tres aguas abajo, que darían lugar a los Molinos Nuevos.
Las instalaciones molineras han estado siempre expuestas a la acción devastadora de las crecidas del río. En el año 1743 debido a una de esas numerosas crecidas, los molinos de Allende, cuya estructura de época medieval era de madera, quedaron inutilizados definitivamente, por lo que fue necesaria la construcción de un nuevo edificio esta vez de piedra.
Tras numerosos desastres y reparaciones, en 1785 se levantó el nuevo edificio, que se ha conservado hasta la actualidad en el mismo lugar que se había venido utilizando desde la Edad Media. En esta ocasión a diferencia del anterior, que tenía las ruedas perpendiculares al cauce del río, el edificio y las ruedas se instalaron de forma longitudinal para no dificultar el paso de las aguas. Para la entrada del agua se construyó un canal y un azud que derivaba las aguas al edificio nuevo que contaba con un total de 21 ruedas, ampliadas en el año 1808 a 24 ruedas.
Durante el siglo XIX fueron numerosos los pleitos para dilucidar la propiedad de las mismas, quedando la mayoría en poder del Ayuntamiento y el resto en manos de particulares. Con posterioridad, el Ayuntamiento, vendió las que poseía a pequeños propietarios que continuaron con la explotación para obtención de harinas. Una explotación que con la llegada de la industrialización no fue capaz de competir con otros sistemas más modernos que permitían la obtención de harinas de mejor calidad y a precios más baratos. Es en este momento, cuando empieza la crisis de estas instalaciones, que pasaron entonces a ser utilizados para la obtención de harinas para el ganado o para moler pimiento, actividad que duró hasta mediados de los años setenta del siglo XX cuando quedan en completo abandono.
Con el desuso y el abandono de los Molinos, llegó su valoración como documento histórico de la ciudad y como testimonio de la memoria colectiva de la sociedad murciana. Así, en 1981, los Molinos del río Segura fueron declarados Conjunto de Interés Histórico-Artístico nacional. En 1983 el Ministerio de Obras Públicas encarga, a Juan Navarro Baldeweg, un proyecto de reutilización de los molinos para Centro Cultural y Museo Hidráulico, siendo inaugurado el edificio en 1989.
LOS MOLINOS HOY
Desde la segunda mitad del siglo XX, muchos molinos han sido destruidos total o parcialmente y otros aún se mantienen en pie pero en un grave estado de deterioro que hace temer la perdida de un patrimonio histórico, cultural y etnográfico de vital importancia para entender la historia de la vega de Murcia.
INVENTARIO
En la actualidad, según la catalogación que está realizando la Asociación para la Conservación de la Huerta de Murcia, Huermur, se conservan los siguientes:
Molino de la Pólvora. Situado sobre la acequia mayor Aljufía en la pedanía de Javalí Viejo.
Molino viejo de la Pólvora (S. XVIII). Situado sobre la acequia mayor Aljufía, sólo quedan los restos de los canales y el pantano.
Molino de Puxmarín o de La Ñora (S. XVIII). Sobre la acequia mayor Aljufía. Molino harinero de tres piedras con dos escurridores. Es el único en buen estado de conservación, estando en la actualidad habitado.
Molino de Las Cuatro Ruedas o de Funes (S. XIX), sobre la acequia mayor Aljufía. Tiene cuatro piedras, se encuentra muy deteriorado.
Molino del Amor, en la misma acequia. Tiene tres piedras, se encuentra muy deteriorado.
Molino del Marquesado de Espinardo o de Alfatego, sobre la acequia de Alfatego. Tiene dos piedras.
Molino del Batán en el azarbe Mayor. Tiene dos piedras y se encuentra junto a los restos de una torre islámica. Declarado bien de interés cultural.
Molino Armero en la acequia de Churra la Vieja en Cabezo de Torres. Con dos piedras está construido sobre una antigua alberca islámica.
Molino de los Abades en la Puebla de Soto, sobre la acequia mayor de Alquibla. Este molino, en principio harinero, pasó más tarde a moler pimentón y, en tiempos de posguerra, a central eléctrica. Tiene cuatro piedras con dos escurridores y fue construido por don Pedro de Soto en 1476 posiblemente sobre un molino anterior islámico.
Molino del Marquesado de Camachos. Con una sola piedra, en la actualidad está reutilizado para hostelería. La acequia de Alfox sobre la que se construyó se encuentra entubada.
Molino del Batán en Aljucer, sobre la acequia de Alcatel. Una piedra.
Molino de Oliver (S. XVIII), sobre la acequia mayor Alquibla en Aljucer. Es probable que este molino estuviera edificado sobre los restos de un molino islámico. Demolido en 2008.
Molino de San Francisco, situado en la margen izquierda del río Segura a su entrada a la ciudad de Murcia. De este molino de cuatro piedras, hoy sólo se conserva una pequeña parte.
Molino de los Álamos, situado frente al anterior en la orilla opuesta del río. Tenía tres piedras y en la actualidad se conserva una estructura de muros y arcada con sillería.
Molinos del Rey, o Molinos del Río Segura. Compuestos de veinticuatro piedras fueron rehabilitados en 1989 por Juan Navarro Baldeweg, convertidos en Centro Cultural y Museo Hidráulico.