La Plaza del Cardenal Belluga de Murcia, es uno de los espacios urbanos más destacados de la ciudad. En ella se emplazan algunos sus monumentos más representativos como la Catedral de Santa María, el conjunto barroco del Palacio, Cárcel Episcopal y Seminario Mayor de San Fulgencio o el Edificio contemporáneo Anexo del Ayuntamiento.
Situada en la zona sur del centro histórico, dentro de las antiguas murallas medievales que delimitaban la antigua medina musulmana, en el lado más próximo al río Segura. Su estratégica situación como centro del poder religioso y político de la ciudad, hace que sea el punto neurálgico de numerosas celebraciones.
HISTORIA
Al contrario que otras plazas de origen medieval tales como la de Santa Catalina o la de Santo Domingo, la Plaza Belluga tiene un origen posterior centrado en el auge que vivió la ciudad en el siglo XVIII con el comercio de la seda.
En este mismo lugar se hallaban ubicadas además de la Catedral, la vieja residencia de los Obispos y la antigua mansión del Marqués de los Vélez. Con motivo de la construcción de la nueva fachada de la Catedral (1737-1754), se proyectó en esta zona un plan de remodelación con el fin de embellecer el entorno del templo. Para ello, se derribó la antigua mansión del Marqués de los Vélez y se promovió la construcción de un nuevo Palacio Episcopal acorde con la fastuosidad de la nueva fachada de la Catedral diseñada por Jaime Bort.
La propuesta de apertura de la Plaza fue realizada por el Obispo de la Diócesis de Cartagena, Juan Mateo López (1742-1752). Planteó la necesidad de construir de un nuevo Palacio Episcopal, debido a las deficiencias que presentaba el antiguo edificio. El lugar elegido para la nueva ubicación del Palacio fue el solar que antes ocupaba la Casa del Marqués de los Vélez. Se entablaron conversaciones entre el Obispo y el Ayuntamiento con el fin de establecer el trazado definitivo de la plaza. Se manejaron dos propuestas. El Consistorio proponía derribar por completo el edificio del viejo Palacio Episcopal y crear una gran explanada frente a la fachada de la Catedral, construyéndose el nuevo Palacio en uno de sus lados. Por el contrario, el Obispo Mateo planteaba la demolición sólo de algunas dependencias del viejo Palacio, conservando otras para ser posteriormente alquiladas o vendidas, con lo que el tamaño de la Plaza sería menor.
El debate entre Consistorio y Obispado retrasó las obras en la zona durante años. El Obispo Mateo falleció y fue nombrado un nuevo Obispo, Diego de Rojas y Contreras (1753-1772), que continuó defendiendo el proyecto del primero. Esta situación se mantuvo hasta que el Obispo encargó a su hermano, Bernardo de Rojas, un estudio
detallado sobre el caso y una propuesta de solución. El informe presentado determinó que la mejor opción era la demolición completa del viejo Palacio Episcopal y la construcción de una gran explanada. Este texto, acompañado de un plano trazado por su autor, se conserva en el actual Palacio Episcopal. El trazado que Bernardo de Rojas propuso para la plaza en aquel momento coincide prácticamente con el espacio que ésta ocupa en la actualidad.
La Plaza fue definitivamente abierta en el año 1759, presentando un diseño típicamente barroco. Su trazado responde a una constante en la arquitectura de esta época: la creación de lugares privilegiados cuyo uso dependía de las actividades propias de los monumentos que en ellos se ubicaban.
El conjunto de la Plaza ha sufrido diversas remodelaciones a lo largo de su historia. En 1884 pasó a denominarse como Plaza del Cardenal Belluga, nombre que ha perdurado hasta la actualidad (anteriormente era llamada como Plaza del Palacio). Con el traslado de la estatua del Cardenal Belluga a la Glorieta, se construyó en el centro de la Plaza un pequeño jardín con fuente. Éste fue retirado en 1995, convirtiéndose en un espacio de carácter peatonal.
PERSONAJES. EL CARDENAL BELLUGA
Luis Antonio de Moncada y Belluga nació en Motril en 1662 y murió en Roma en 1743. Eclesiástico y político español, fue nombrado Obispo de la Diócesis de Cartagena en 1705. Se declaró partidario del rey Felipe V en la guerra de Sucesión y combatió al frente de 4.000 hombres en la Batalla de Almansa (1707).
Fue Virrey y Capitán General de Valencia y Murcia, poniendo en marcha un plan de repoblación en la cuenca baja del Segura. Fue expulsado por enfrentarse a la política regalista del rey. El fracaso de la reforma canónica que había proyectado le hizo dejar su Obispado en 1724 y trasladarse a Roma. Con él, la Diócesis de Cartagena alcanzó el mayor esplendor de su historia.
EDIFICIOS DE INTERÉS
El principal edificio de la plaza es la Catedral de Santa María. Edificio Monumental más representativo de la ciudad, esta considerada uno de los mejores ejemplos del barroco español. Su importancia motivó que tanto el Obispado como el Concejo promovieran la reforma urbana que dio lugar a la actual Plaza de Belluga.
Como parte de la misma reforma, se levantó en la plaza otro de sus edificios señeros, el nuevo Palacio Episcopal de Murcia, (Carta 2 - Murcia Barroca). Principal palacio barroco de la ciudad. A la plaza Belluga mira la fachada principal, contando con otra fachada que da a la Glorieta.
Dentro del conjunto destaca un pequeño edificio que se encuentra igualmente en la plaza y que sirve de conexión entre el palacio y el contiguo Seminario Mayor de San Fulgencio, es la Cárcel Eclesiástica de la diócesis, igualmente barroca y de la misma cronología.
Junto a este el antiguo Seminario Mayor de San Fulgencio, situado entre la Plaza de Belluga y la calle Apóstoles, fundado en 1592 por el obispo Sancho Dávila Toledo siguiendo las recomendaciones del Concilio de Trento. Fue una de las principales instituciones docentes de la ciudad y del antiguo Reino de Murcia, impartiendo clases de gramática, retórica, teología y moral. El inmueble que hoy se conserva y que acoge la Escuela Superior de Arte Dramático y Danza de Murcia, data del siglo XVIII.
El esplendor del Seminario de San Fulgencio llegó con los obispos Diego de Rojas y Contreras y Manuel Rubín de Celis. Durante el episcopado del primero (1753-1772) se concluyó la construcción del actual edificio, y el segundo (1773-1784), consiguió convertir al Seminario en una Universidad, recibiendo también el apoyo del eminente estadista murciano conde de Floridablanca, cuyos estudios pre-universitarios tuvieron lugar en el mismo.
Tras la profunda reforma interior llevada a cabo en 1993 para acoger las nuevas instalaciones de la Escuela Superior de Arte Dramático y Danza, sólo se conserva de su estructura original las fachadas, la entrada, el pasillo principal y la antigua capilla, existiendo en su sótano restos de la muralla medieval.
En el lado norte de la plaza, el único que no cuenta con edificios monumentales sino con viviendas privadas, se encuentra un conjunto de construcciones de finales del siglo XIX y principios del XX de estilo ecléctico y modernista.
A finales del siglo XX, necesitando una ampliación la Casa consistorial de Murcia, situada en la colindante Glorieta y existiendo un solar contiguo en la parte trasera del inmueble, al otro lado de la calle San Patricio, solar que daba a la plaza Belluga, se propuso este para su ampliación.
Después de algunos proyectos fallidos la Corporación aprobó la construcción de un edificio proyectado por el Rafael Moneo, siendo inaugurado en 1998. Con este proyecto se hizo presente a la autoridad política municipal en una plaza que tradicionalmente había representado al poder religioso.