JARDÍN DE FLORIDABLANCA
El jardín de Floridablanca tiene una indudable importancia histórica al tratarse del primer espacio público que se proyecta como jardín en España. Esa transformación en jardín comienza con el adecentamiento en el siglo XVIII de la Alameda del Carmen que une el Puente Viejo con la Iglesia del Carmen y que servía de entrada a la ciudad y lugar de esparcimiento de los ciudadanos.
Se tiene referencia del asentamiento de los Carmelitas en el Carmen desde el año 1586, ya existía una ermita dedicada a San Benito en 1584, fundándose en 1586 la primera casa convento. En 1634 se planta una alameda entre el puente sobre el río Segura y la puerta del convento, este lugar sería el futuro Jardín de Floridablanca.
En 1786, el Corregidor Juan Pablo de Salvador amplió la Alameda existente, reemplazó los tenderetes del mercado, se colocaron diversas estatuas, se construyó un emparrado, cerrando en toda su longitud la alameda con un banco corrido de cantería, haciendo macizos y arrietes, introduciendo acueductos para el riego y otras obras que transformaron definitivamente este lugar en el futuro Jardín.
En 1849, José Marín Baldo, alcalde de Murcia, arquitecto, pintor y escultor, llevó a cabo una nueva renovación de la alameda transformándola en el Jardín de Floridablanca que hoy conocemos. Se introdujeron variedades vegetales y se colocó la escultura en honor al Conde de Floridablanca, realizada por Santiago Baglietto. El pedestal, realizado por Francisco Bolarín el Viejo, estaba destinado en un principio a una estatua del monarca absolutista Fernando VII encargada en 1828.
A partir del año 1851, en pleno auge de las exposiciones universales, Murcia preparó su propia exposición siguiendo el modelo barcelonés, realizando en el jardín y en sus inmediaciones la "Exposición Agrícola, Industrial y Minera" en Abril de 1900.
El proyecto fue realizado por el arquitecto municipal Pedro Cerdán y constaba inicialmente de 6 pabellones para exposiciones con diferentes estilos y contenidos. La temática de los pabellones fue: Floricultura y jardinería, Galería de máquinas, Bellas Artes, Minería, Agricultura e Industria. La Exposición fue un éxito, tanto por el número de expositores como por su divulgación a escala nacional, aunque económicamente significo poco menos que un fracaso.
Tras esta exposición, el jardín quedó un poco olvidado, lo que dio lugar en 1914 a la creación de la Sociedad de Amigos del Árbol de Murcia, con la intención de proteger y embellecer este y otros jardines de Murcia. Es entonces cuando se estima que se plantan los ficus del paseo central, y en 1918 se coloca la valla metálica que se conserva en la actualidad.
En 1930 se describe el jardín como “cuidadosamente atendido en estos últimos años, con rosaledas, macizos de claveles y paseos centrales de magnolias”.
En 1998 tuvo lugar una última remodelación.Dentro de este jardín, además del monumento al Conde de Floridablanca, existen otras monumentos como los dedicados a los poetas José Selgas y Pedro Jara Carrillo, este último esculpido por José Planes. En el límite Norte del jardín se colocó la portada del antiguo matadero de Murcia proyectado por el arquitecto Jaime Bort en 1748 y que estaba situado en la Plaza de la Paja.
Además de la importancia histórica, el Jardín de Floridablanca ha formado parte de la vida de muchos murcianos durante generaciones, siendo una seña de identidad de la ciudad y un espacio de gran importancia dentro del paisaje urbano y como lugar de esparcimiento y acontecimientos.