PUENTE DE LOS PELIGROS
La denominación popular de Puente de los Peligros se debe a la presencia en el lado sur del puente de una hornacina que guarda la imagen de la virgen de los Peligros.
Construido para establecer el paso y posibilitar el comercio, se convirtió en un símbolo de la ciudad y en germen de su desarrollo.
ORIGEN
En un primer momento en la ciudad musulmana había un puente de barcas y con el tiempo se debió procurar un paso más estable. Tras la conquista cristiana, en 1277 Alfonso X permitió que se fabricase un puente mayor de cal y canto, concediendo hacer molinos bajo sus arcos y tiendas sobre él. El puente era puerta y camino, constituía la entrada más importante a la ciudad.
La historia de su construcción comienza a partir de 1377, cuando una riada destruyó el puente que le precedió. Así, la obra del siglo XIII que Alfonso X había permitido hacer fue reemplazada por otra en el siglo XIV, que fue reintervenida en el XVI.
En el ejemplar de 1485 de las Ordenanzas Reales de Castilla, recopiladas por Alonso Díaz de Montalvo, aparece un dibujo de la ciudad donde figura el antiguo puente de dos ojos y la puerta que se hallaba en uno de sus extremos. Se trata de una de las primeras imágenes conservadas del mismo.
LA RIADA DE 1701
La riada del 26 de septiembre de 1701 destruyó el único puente que cruzaba el río en Murcia, quedando la ciudad sin comunicación con Cartagena y la mitad meridional de su huerta. Tras levantar rápidamente un puente de barcas para hacer frente a la emergencia, el concejo se propuso construir un nuevo puente sin regatear esfuerzos, con la solidez necesaria para resistir las frecuentes riadas, convocando en 1702 un concurso para la realización de un nuevo puente de piedra.
En 1702 sale a concurso el puente de piedra al que se presentaron 6 proyectos, siendo elegido el de Juan de Córdoba y Riquemel pero las obras no se iniciaron. En 1703 Toribio Martínez de la Vega presentó su proyecto para el puente de piedra, se desestima entonces el proyecto elegido anteriormente y se adjudica el concurso al proyecto presentado por Martínez de la Vega.
Los planos firmados por Toribio Martínez de la Vega se conservan en el Museo de Bellas Artes de Murcia.
Aunque los trabajos se habían iniciado con anterioridad, la primera piedra se colocó en 1718. Se acuñaron monedas, asistió el obispo y los cabildos eclesiástico y secular.
La lenta construcción del puente estuvo repleta de incidentes e interrupciones que prolongaron las obras, tuvieron lugar desastres naturales, guerras e inestabilidad política, ineficacia en la gestión de los fondos agravada por la difícil situación económica que se atravesaba...
LA CONCLUSIÓN DEL PUENTE. JAIME BORT
Toribio Martínez de la Vega estuvo al frente de la obra hasta 1733, en esta fecha lo remplazó al frente de la obra Gerónimo Gómez de la Aya que se encargó de la ejecución hasta 1739, siendo el arquitecto Jaime Bort, nombrado director de las obras en 1739, quien definitivamente, acabó las obras del puente.
Los arcos se terminaron en 1740 y en Agosto de este año Bort presentó un informe a la Junta del Puente y al corregidor en el que proponía algunas modificaciones de detalle al proyecto de Martínez de la Vega, que por entonces se había ejecutado en gran parte. En concreto, aconsejaba la construcción de dos bóvedas cónicas en el extremo norte del puente. Las razones de Bort debieron resultar convincentes y se realizaron las gestiones para conseguir los fondos.
En 1742 se había concluido el puente en lo fundamental. En su inauguración se dispusieron festejos de todo tipo para disfrute de los vecinos que tantas inquietudes habían padecido con los grandes problemas de su construcción.
Bort modificó el proyecto de Toribio Martínez de la Vega en lo que a la decoración se refiere. Su condición de Maestro de arquitectura y cantería, así como de escultura, le haría efectuar unas trazas alterando la disposición de los elementos de remate al dotarlos de una arquitectura que prolongaba el monumento en su dimensión vertical. Bort completaría el puente ejecutando los templetes.
Sobre los tajamares se colocaron dos triunfos con las esculturas de los ángeles S. Miguel y S. Rafael, obras de Joaquín Laguna. Una imagen del puente terminado la encontramos, en la "Vista occidental de la Ciudad de Murcia", grabada por Palomino para Espinalt.
La construcción sufrió varias modificaciones, que no llegaron a variar su estructura. Primero, a causa de un seísmo, tuvieron que ser demolidos los dos templetes con los ángeles, previo informe del arquitecto Francisco Bolarín en 1837, lo que le restó belleza. Tendría después dos ampliaciones en los andenes laterales en 1849 y 1867. En 1849, el puente sufrió una primera reforma en la que se ampliaron sus aceras mediante una estructura metálica unida a la sillería. La segunda de estas reformas se realizó en 1867 en la que se agrandó la estructura metálica superior, quedando el Puente Viejo tal y como lo conocemos en la actualidad. Así desaparecieron los primitivos pretiles proyectados por Toribio Martínez de la Vega.