MUSEO SALZILLO
El Museo Salzillo muestra en su interior la mayor y más completa colección de obras del genial escultor barroco murciano.
La idea de la creación de este museo comenzó a gestarse en el siglo XIX, pero no fue hasta 1941 cuando se aprobó su creación por el Ministerio de Educación Nacional. En 1962, fue declarado Monumento Histórico Artístico.
HISTORIA
El origen de este museo se remonta al siglo XIX. Los turistas extranjeros hacían una parada obligatoria en la iglesia de Jesús donde se custodiaban los cada vez más famosos pasos realizados por Francisco Salzillo para la Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús, que los sacaba en procesión todas las mañanas de viernes santo, cumpliendo con una tradición originada en 1601.
Tras la segunda mitad del siglo XIX y los tiempos de la desamortización, Javier Fuentes y Ponte, erudito y académico, se encargó de elaborar el informe de una primera rehabilitación al ser firme partidario de transformar la iglesia en museo para mejor observación y estudio de las obras sin perjuicio de su uso devocional.
Primeros proyectos
Entre 1909 y 1919 el político murciano Isidoro de la Cierva, promovió la creación de un museo, encargando un primer borrador de proyecto al arquitecto José Antonio Rodríguez que no llegó a ejecutarse. La superficie prevista hubiese sido tres veces mayor que la actual.
Tras otros intentos fallidos en la II República, el Museo fue creado definitivamente en 1941 por decreto ministerial gracias a la iniciativa del Ministro de Educación, Ibáñez Martín, de Juan de la Cierva desde el Ministerio y Emilio Díez de Revenga, en su condición de presidente de la Cofradía de Jesús.
El arquitecto José Tamés Alarcón, fue el encargado de realizar el proyecto en 1950, ejecutado por Eduardo Jiménez Casalins.
Las obras consistieron en un edificio de nueva planta de tres pisos y la transformación de la iglesia para uso museístico. Se consolido su cimentación y se ensancharon las capillas, tras quitar los antiguos retablos. Toda la iglesia estaba decorada con las pinturas de arquitectura fingida del italiano Paolo Sístori, pero ante el mal estado de algunas partes y por homogeneización se quitaron las de las capillas y el pintor Mariano Ballester rehizo las de la cúpula.
Siglos XX Y XXI
En 1960, con el historiador Juan Torres Fontes al frente de la institución, el Museo Salzillo abría definitivamente sus puertas al público. El Museo vio ampliar sus terrenos en la década de los años setenta, cuando se instaló en su frente norte la fachada renacentista del Palacio Riquelme, antes situado en la calle Jabonerías.
Ya en los años noventa, bajo la dirección de Cristóbal Belda y gracias al patrocinio de organismos públicos y de empresas privadas se restauraron las colecciones museográficas. El Ministerio de Cultura se hizo cargo, a su vez, de las pinturas murales de la iglesia. Se puso en marcha el proyecto de rehabilitación y renovación arquitectónica que, finalmente, ejecutaría el arquitecto gallego Yago Bonet. El edificio fue inaugurado en 2002.
EDIFICIO
Exteriores
Desde la plaza pueden contemplarse las portadas de su fachada rectangular que se corresponden, además, con las diferentes ampliaciones que se han acometido en el conjunto histórico. La fachada se articula torno a dos ejes de composición, la de la iglesia y la del museo propiamente dicho. Junto a la parroquia de San Andrés, se ubica la iglesia de Jesús, que data del siglo XVII. A su lado está la portada del museo tal y como fue concebida por José Tamés en 1950, sigue el estilo de la de Jesús, enmarcada con simples columnas y balcón superior. En su última reforma se incluyó una espadaña de perfiles rectos.
Un alero de canes de madera y tornapuntas de hierro forjado recorre la fachada dotándola de gran homogeneidad, las ventanas presentan rejas de hierro forjado al estilo murciano del momento, colocadas hacia 1950.
En el lado norte se encuentra la portada del palacio Riquelme, instalada en el Museo en la década de los años setenta, siendo ahora su entrada principal. El acceso principal del museo queda realzado al ubicarse en la fachada histórica del palacio. El majestuoso arco de medio punto de rotundos sillares, queda coronado por las figuras de salvajes que sostienen un escudo con láurea y una elegante ventana tripartita con pilastrillas jónicas. La construcción moderna se retrasó para el lucimiento y contemplación del escudo nobiliario entre dos leones tenantes en la esquina.
Interiores
El recorrido comienza en la segunda planta, espacio destinado a la historia del museo, donde también se encuentra la biblioteca
especializada en escultura barroca.
FRANCISCO SALZILLO
Ya en vida Francisco Salzillo (1707-1783), fue considerado por sus contemporáneos como “celebrado escultor de España” y “escultor del mayor crédito de estos reinos”. Con su obra se cerraba el importante episodio de la escultura barroca española en madera policromada.
El padre de Salzillo, Nicolás, llegó desde Nápoles a Murcia a finales del siglo XVII tras su etapa de aprendizaje en el taller de Aniello Perrone.
Su legado más importante fue haber puesto al alcance de su hijo, los logros del mundo napolitano, de maestros o escultores de su generación que trabajan en Nápoles a finales de siglo, como Patalano, Fumo y Colombo. La escuela de escultura local se consolidaba definitivamente cuando en la Catedral de Murcia se derribaba el viejo pórtico renacentista y empezaba a acometerse el imafronte barroco de Jaime Bort. En ese extraordinario ambiente de actividad artística irrumpió con fuerza la figura de Francisco Salzillo.
A lo largo de su vida tuvo multitud de encargos por todo el antiguo Reino de Murcia y fuera de él, por lo que su numerosa obra está repartida por las provincias de Murcia, Alicante, Albacete y Almería, pero, sobre todo, como reseña Sánchez Moreno, en “la ciudad en donde nació y trabajó hasta descansar en su suelo, gran museo de aquellas, distribuidas en iglesias y conventos”. En el taller trabajaron sus hermanos José y Patricio, José López y Roque López, éste último, su más afamado discípulo.
Fue Inspector de la Inquisición de pinturas y esculturas religiosas en el distrito de Murcia. En 1755 el Ayuntamiento lo distinguió con el título de Escultor y Modelista de la Ciudad. En 1763, a la muerte de su esposa, fundó en su propia casa una Academia particular, el precedente inmediato de la organizada por la Sociedad Económica de Amigos del País.
Sus patronos fueron fundamentalmente las cofradías religiosas, como la de Jesús en Murcia y la california en Cartagena. El aristócrata Jesualdo Riquelme le encargó el famoso Belén y, entre las órdenes religiosas, cabría resaltar a los dominicos y franciscanos, próximas a la familia de Salzillo. En el convento de Capuchinas es donde el escultor quiso ser enterrado, precisamente, con el hábito de San Francisco, al producirse su muerte en 1783. Su entierro constituyó una manifestación popular de duelo.
Su vida y su obra alcanzaron pronto gran fama y fueron difundidas gracias al estudio realizado por Ceán Bermúdez en 1800, tan sólo diecisiete años después de la muerte del escultor.