El pasado mes de mayo presentamos en el Museo de la Ciudad de Murcia la maqueta del valle del Segura en el siglo XIII, que forma ya parte de la colección permanente del museo dentro del periodo medieval.
La maqueta refleja la topografía del valle, las alineaciones montañosas que lo bordean, al norte las alturas más modestas de los cabezos y elevándose al sur la Sierra de Carrascoy. Los ríos Segura y Guadalentín que lo atraviesan y proporcionan fertilidad a sus tierras, favoreciendo así el asentamiento desde muy antiguo de numerosas civilizaciones en su vega, siendo al mismo tiempo una constante amenaza sus frecuentes riadas.
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De las distintas culturas que lo habitaron fueron los pobladores andalusíes los que transformaron el Valle. En el año 825 fundaron la ciudad de Murcia, Mursiya, y paralelamente a su construcción fueron desarrollando la Red de Riego que permitió llevar el agua a todas las tierras del valle transformándolo en una fértil huerta.
Ciudad y huerta se desarrollaron de manera simultánea siendo el siglo XIII, primera mitad de siglo, el momento de máximo desarrollo y esplendor de la etapa andalusí, periodo que refleja la maqueta.
El complejo y extenso sistema de riego que desarrollaron distribuye las aguas del río Segura a través de un sistema jerarquizado de acequias y azarbes. Tiene su origen en el Azud de Contraparada, una presa construida entre los siglos IX y X que acumula el agua del Segura, partiendo de ella las acequias mayores que reparten el agua hasta las menores regando todas las tierras de la huerta.
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El poblamiento huertano agrupado en las distintas alquerías dio lugar a un área de huerta densamente poblada en torno a la ciudad, estimándose la población de las distintas alquerías en torno a los 45.000 habitantes en la primera mitad del siglo XIII.
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En el siglo XII Mursiya se convirtió bajo el emirato de Ibn Mardanish en capital de Sharq al-Ándalus, manteniéndose en el siglo XIII como importante centro político, económico y cultural. La ciudad estaba formada por la medina, núcleo amurallado, centro de la vida religiosa y comercial donde se ubicaban la mezquita aljama, el alcázar, el zoco y diferentes barrios con mezquitas y baños. El crecimiento había desbordado la medina generándose distintos arrabales en su perímetro, aunque el único amurallado era el arrabal de la Arrixaca que extendía al noroeste. La población de la ciudad incluyendo la medina y el arrabal de la Arrixaca se estima en 25.000 habitantes.
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Formaban parte importante de este paisaje las fortificaciones construidas en la periferia del valle, con usos defensivos, productivos y espacios de recreo. Ubicadas en los cabezos del norte (Monteagudo, Castillejo y Larache) y en las sierras del sur (Tabala y Verdolay) contemplaban el importante territorio agrario configurado.
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La maqueta refleja las cinco vías principales de comunicación que nos relatan las fuentes históricas, caminos de Orihuela, Cartagena, Lorca, Molina y probablemente la mas antigua, Senda de Granada que comunicaba el sur de la península con el levante. Además de estas, existían numerosas vías secundarias comunicando los distintos núcleos de población
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Arquitectura de Barrio (Enrique de Andrés+Coral Marín)
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