ESCALA DE GRISES
Rafael Fuster
22/11/2024 – 17/01/2025
El artista Rafael Fuster inaugura una serie inédita de cuadros en la que el blanco y negro se convierten en protagonistas. A través de una paleta sutil de grises, Fuster explora temas recurrentes en su obra, inspirándose en las grandes figuras del arte clásico y contemporáneo para crear un diálogo visual que no solo rinde homenaje al pasado, sino que también lo reinterpreta desde una perspectiva personal y única.
La génesis de esta serie se remonta a su época de estudiante en Granada, donde Fuster comenzó a interpretar obras del pasado. La pieza que inaugura la exposición es de 1997, una reinterpretación de La incredulidad de Santo Tomás de Caravaggio. Esta obra emblemática, que captura el dramático contraste entre luz y sombra propio del tenebrismo, marcó un hito en la evolución artística de Fuster, quien a lo largo de los años ha transitado desde la figuración hacia composiciones más abstractas y geométricas.
En su diálogo con el arte del pasado, Fuster también se inspira en la obra de maestros como Sánchez Cotán, a quien rinde homenaje con una pieza que remite al bodegón El cardo del pintor español. Este encuentro con la obra de Cotán tuvo lugar en el Museo de Bellas Artes de Granada, en el Palacio de Carlos V (edificio situado dentro de la Alhambra), un lugar que se convertirá en un referente para el artista. Según Miguel Ángel Hernández, la obra pictórica de Rafael Fuster presenta un juego ilusionista que se inserta en los desarrollos del arte contemporáneo como una vuelta de tuerca a la tradición moderna. Sus pinturas que ponen en jaque la dualidad realismo-abstracción. Una pintura cuyo origen está en la referencia de una obra apegada a la realidad, como esta de Sánchez Cotán –la ventana con bodegón, que aparece sin el bodegón, simplemente como ventana –, acaba convirtiéndose una pintura abstracta. Se trata de una manera de conectar el pasado con el presente que provoca que la relación funcione en dos direcciones. No es solo que el pasado –Sánchez Cotán – nos sirva para entender el presente – la obra de Fuster –, sino también al contrario, la obra presente nos sirve para volver a leer el pasado y entender allí algo que no habíamos visto aún. La obra de Rafael Fuster aquí funciona de ese modo, como una apertura hacia el pasado que nos permite releer Sánchez Cotán en términos de abstracción. Cuando a partir de ahora uno se enfrenta a la obra del pintor barroco ya no puede sacarse de la cabeza la obra de Fuster, que se configura como un dispositivo de interpretación y experiencia, nos dice Miguel Ángel Hernández.