EL OCÉANO PACÍFICO
… Dibujar a la punta de plata y ver aparecer en el papel las líneas suaves de extraño brillo metálico, estar atento -o mejor, absorto- ante la dificultad o la imposibilidad de borrar, comprobar que la laboriosa preparación del soporte ha dado sus frutos… no es dibujar, es viajar. Es estar viajando a Florencia, a Roma, a Nuremberg, y moverse en el tiempo en este presente del arte que tiene tanto de espesor que incluye entero el pasado y el futuro. Y acompañar o espiar, a Cimabue, a Leonardo, a Durero, a tantos…