Nono García

 17 septiembre – 19 noviembre 2021

Arquitectura de Barrio. 
C/Julián Calvo 6

El próximo 17 de septiembre Nono García inaugura en Arquitectura de Barrio, Zurbarán was here, una exposición de sus últimos trabajos. Más de 20 obras de mediano formato componen esta muestra que se podrá visitar hasta el 19 de noviembre.

Bodegón barroco del siglo XXI
Llegué a la villa exultante de altivos señoríos y regios linajes: los Blaya, los Molina, los Piñero, los Fajardo, los Vélez… El pintor Nono García nació en Mula. Antes de comenzar la jornada de trabajo, pido ir a visitar a la madre del artista, Juana; le saludo y ella me dice: “cuide usted de mi hijo”, la misma petición que le haría mi madre sobre mí a Nono.

“Lo sublime ha de ser siempre grande; lo bello puede ser también pequeño. Lo sublime ha de ser sencillo; lo bello puede estar engalanado”, escribió el filósofo y científico Emanuel Kant en su ensayo Lo bello y lo sublime, publicado en 1764. Aquellos evanescentes bodegones de “Trayectos de levedad” han evolucionado, han crecido, se han sublimado… y ahora son nuevas pinturas en acuarela sobre papel que se han preñado de intensidad, de misticismo, de dramatismo, de mágicos claroscuros… La esencia de aquellas iniciales naturalezas muertas queda intacta, pero su transformación, más ascética aún, es impactante, debido a la generosa mano del nigromante autor. El espíritu añejo del Barroco Español se ha horado en las últimas acuarelas de Nono García; las huellas de Sánchez Cotán, Velázquez, Zurbarán, Murillo y de algún representante del barroco italiano se adhieren a estas obras inverosímiles. “Zurbarán was here”. Nono otorga un leve y grácil tenebrismo/iluminismo a los objetos que convierte en naturalezas vivas. Sí, los vasos, las teteras, los pinceles, los cacharros… respiran y adquieren movilidad: se humanizan. Nono hace bodegones puristas del siglo XXI.

Pedro López Morales

Nono García
Nono García

Bodegón barroco del siglo XXI (y 2)
Los primeros bodegones aparecieron en Grecia, entre los años 500 y 400 antes de Cristo. El Renacimiento ofreció piezas ejemplares, pero fue en Holanda, en el siglo XVII, cuando importantes artistas comenzaron a tratar este género. En 1596, Caravaggio pinta el que se considera el primer gran bodegón. Existe un contraste dramático en las obras de los autores italianos y españoles, que calificaron (no sé si con total acierto) de estilo tenebrista. La producción de Nono García, quizás se aproxime más al luminismo-tenebrista; la penumbra, el fondo brumoso y texturizado es el eje de las nuevas escenas que pinta el artista muleño, quien ha desafiado a las leyes de la creatividad porque el realismo mágico de los elementos trazados es irrebatible, al margen de los fondos oscuros, densos, jamás utilizados antes por el acuarelista murciano.

Recordemos que de la Escuela Sevillana de Herrera el Viejo y Francisco Pacheco, salieron pintores de la talla de Zurbarán y Velázquez, sin olvidar a una olvidada mujer: Josefa de Óbidos (1630-1684), artista que introdujo en la Península Ibérica gran parte del aprecio que adquirió el género del bodegón, influenciada claramente por Herrera el Viejo y Pacheco. Todas las obras de estas eminencias rondan la mente del pintor de Mula, para llegar a construir apacibles, humildes y cartujanos cuadros de sutil finura. Explica el historiador Tomás Bartolomé que un día Zurbarán exclamo: “¡Yo no soy Caravaggio!”. Y Nono no desea ser ni Sánchez Cotán ni Zurbarán, pero me confesó que una noche tuvo un sueño, estaba en el interior del Museo del Prado, delante del cuadro de Zurbarán Bodegón con cacharros, óleo sobre lienzo, de 46 por 84 centímetros, datado hacia 1650, del que se encuentra otra versión casi idéntica, considerada suya, en el MNAC de Barcelona… Y me aclaraba: “Estoy obsesionado con ese cuadro. Tengo que hacerlo”. Salvando distancias, sin necesidad de llegar a la copia, nuestro desinhibido pintor ha interpretado ese cuadro de Zurbarán de manera magistral… y también ha hecho su propia versión de la obra Una taza de agua y una rosa, óleo sobre lienzo, de 21,2 por 30,1 centímetros, que se encuentra en The Naional Gallery de Londres. Me arriesgo a decir que “no sé cual me gusta más”. El equilibrio y la perfección geométrica de Zurbarán los ha heredado Nono, pero con su propia identidad. He leído sobre ese cuadro que “El crudo realismo y la ternura por las pequeñas cosas cotidianas, dan como resultado un misticismo rústico y de hermosa solidez”.

Es agosto, el calor aprieta y nos tomamos unas cervezas muy frías. “Quiero decirte –me comenta Nono- que deseo incluir en la exposición una interpretación de una obra del fraile toledano Sánchez Cotán, mejor debería haber dicho de un fragmento del cuadro Quince, cabbage, melón and cucumber, pintado en 1602 y que actualmente se encuentra en California. Me centraré en pintar la parte donde aparece el melón cortado”. Y así lo hizo, con un máximum homenaje a Cotán. Antes de que Nono comenzara a pintar, ya se interesó por la trayectoria de Ramón Gaya, pintor y escritor murciano que afirmó que “Los misterios no se entienden. Los misterios se sienten, se tocan, pero no se desvelan. Un misterio que se desvela no es tal misterio”.
No les voy a desvelar uno de los misterios de esta exposición, pero contemplen el cuadro Pan y agua… y después hablamos…

Pedro López Morales,
Comisario de la exposición. Agosto 2021

Acuarelas Nono García
Nono García
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